22 de junio de 2007

Esto no es pro

Carta de Suicidio:



Calor y el sonido del piano en Berlín, de La Velvet (...oh, honey, it was paradise...).

Sentada a 30 centímetros del ventilador, odiándome en calma.

Dejé que atendiera el contestador automático todo el día.
El saldo final fue de dos mensajes: una amiga diciendo que era el tercer intento de encontrarme, que qué pasa que estoy desaparecida; el otro, de un amigo sin planes para esta noche. Y un mail de alguien que creía que hoy, o ayer, o mañana, o pasado mañana, era mi cumpleaños pero de todas formas me felicitaba, me deseaba toda la felicidad del mundo.

No puedo hablar.

Y no quiero responder preguntas ni hablar con nadie que suponga nada en cuanto advierta mis evasivas. Y no tengo ganas de mentir y mucho menos, de decir verdades.De ensayar alguna, debería improvisar una vaguedad invariablemente sancionada como negativa: "¿Cómo estoy?: de más. Soy-una-inútil-cuya-existencia-no-tiene-el-menor-sentido", por decir algo; lo que me haría sentir culpable por dedicar tanta atención a mí misma y no en cambio, a mis amigos, mi familia, a los enfermos, a los que tienen hambre, los ajusticiados, los abandonados, los locos, los que luchan, a los excluidos, a los incomprendidos.

Ahí la cosa se pondría más árida todavía: ahí es cuando veo el resorte de mi conciencia bella haciéndome parecer ante mí misma y los demás como alguien sensible, una humanista, una buena persona. Una buena persona llena de buenas estériles intenciones, deseándole-a-todo-el mundo-toda-la-felicidad-del-mundo. Ahí me doy
asco.

Después de mis respuestas vendría, además, el consejo no pedido y a su turno, las respectivas buenas intenciones de mi interlocutor y me vería obligada a ser amable, poner cara de nada y decir que sí hasta que el otro sintiera que soy irrecuperable, que hizo el suficiente bien o, en fin, se hartara de escucharse hablar.

Y me canso.

Cerré los ojos: intenté crearme, devolverme a mi cuerpo, tomarme por asalto, pero no. Voy a escribir:

Soy solamente brazos esta noche. Este abrazo despavorido y torpe, de Tamagochi herido.

Esta lagrimita travelling like a rolling stone.

Voy a escribir: la vida se me escapa mientras recuento mendrugos,

mientras le paso el trapo limpio a la mesa vacía de Dios.

4 comentarios:

A moonclad reflection dijo...

La melancolia es el regalo del Otoño...hay veces q debemos disfrutar su sabor entre amargo y dulcepara entender cual es el norte....aunque no lo encontremos o aunque nos de pereza caminar hacia el...la vida es un batallar entre lo q la comodidad nos dice y los demas nos piden y entre los q debemos y no nos animamos....al fina todo tiende al equilibrio termico y la ley karmica se cumplira una vez mas...todo obtenemos lo q merecemos y mejor aun....lo q pagamos en vida por eso...nada es gartis y menos o lo bueno...vos ya recibiste un toque del cielo de ser asi de linda...lo demas es con trabajo, sangre, sudor y lagrimas....bestos, hermosa.

elefante dijo...

me hiciste acordar a la carta de suicidio de un escritor existencialista ruso, maiakovski
ta tremendo esto nina
un beso
juan

elefante dijo...

pd: quedo lindo en color azul el blog, me hace recordar al color de misojos

Another Girl dijo...

Me encantó la parte de no querer responder preguntas ni de decir verdades.
Hace demasiado tiempo que estoy en esa postura.